Voy llegando al evento. Me dijeron que era muy especial, no sé qué esperar, creo que eso es lo chido… pero estoy segura de que vale la pena.
Hoy tuve un día de mucho ajetreo, mucha gente en las calles, apretándose, quisiera mi espacio.
Hay alguien en la entrada pidiendo el boleto, justo al entrar a una especie de pasillo ambientado. Desde aquí todavía no puedo ver qué hay adentro, una cortina extraña separa el espacio.
Entré a un pasillo que me da la sensación de estar en otro lugar. ¡Son muchas posibilidades! ¿Te acuerdas cuando fuiste de niño a Disneyland? Creo que es una de las sensaciones que mejor podrían describir lo que pasa por mi estando aquí. Es un pasillo amplio y largo, hay espacio para que estemos todos nosotros aquí (se ha visto bastante participación de la gente). Los objetos que hay invitan a jugar con ellos. He visto ya más de alguna cámara hasta este punto, despertando mundos, posiciones, interacción. Todo se ve muy rojo.
De aquí fui conducida a aun espacio grande, donde sería el “escenario”, que no se si sea precisamente eso, porque estamos bastante cerca de la plataforma, se ve acogedor. El ambiente alrededor sigue siendo muy interesante, hay todo un contexto creado con proyectores y luces, vale la pena esperar en un lugar así, la música es para volar, inspira.
Es bien loco tener un asiento donde esté cómodo, sabiendo que pudiera ser igual a cualquier otro en el que he estado, pero que gracias al ambiente siento algo muy diferente. Podría ser la butaca común y corriente en la que cuidas no chocar con los codos de la otra persona, o que te aprietan las rodillas y no hay suficiente respaldo. Y tal vez así sea, pero creo que me transportaron lo suficiente como para que no me diera cuenta de eso. Conforme voy haciéndome consciente del lugar en el que estoy, voy sabiendo que realmente estoy en un evento de diseño. Me gusta saber que como diseñador se tiene un poder muy grande al tener la capacidad de completar un contexto para la persona, hacerla sentir de determinada manera, prediseñada la emoción. Hoy lo sé.
Hoy tuve un día de mucho ajetreo, mucha gente en las calles, apretándose, quisiera mi espacio.
Hay alguien en la entrada pidiendo el boleto, justo al entrar a una especie de pasillo ambientado. Desde aquí todavía no puedo ver qué hay adentro, una cortina extraña separa el espacio.
Entré a un pasillo que me da la sensación de estar en otro lugar. ¡Son muchas posibilidades! ¿Te acuerdas cuando fuiste de niño a Disneyland? Creo que es una de las sensaciones que mejor podrían describir lo que pasa por mi estando aquí. Es un pasillo amplio y largo, hay espacio para que estemos todos nosotros aquí (se ha visto bastante participación de la gente). Los objetos que hay invitan a jugar con ellos. He visto ya más de alguna cámara hasta este punto, despertando mundos, posiciones, interacción. Todo se ve muy rojo.
De aquí fui conducida a aun espacio grande, donde sería el “escenario”, que no se si sea precisamente eso, porque estamos bastante cerca de la plataforma, se ve acogedor. El ambiente alrededor sigue siendo muy interesante, hay todo un contexto creado con proyectores y luces, vale la pena esperar en un lugar así, la música es para volar, inspira.
Es bien loco tener un asiento donde esté cómodo, sabiendo que pudiera ser igual a cualquier otro en el que he estado, pero que gracias al ambiente siento algo muy diferente. Podría ser la butaca común y corriente en la que cuidas no chocar con los codos de la otra persona, o que te aprietan las rodillas y no hay suficiente respaldo. Y tal vez así sea, pero creo que me transportaron lo suficiente como para que no me diera cuenta de eso. Conforme voy haciéndome consciente del lugar en el que estoy, voy sabiendo que realmente estoy en un evento de diseño. Me gusta saber que como diseñador se tiene un poder muy grande al tener la capacidad de completar un contexto para la persona, hacerla sentir de determinada manera, prediseñada la emoción. Hoy lo sé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario