domingo, agosto 26, 2007

“Eso que llamo yo eran como cajas dentro de otras cajas: como si en mi interior siempre hubiera algo más” -Orhan Pámuk, La casa del silencio-

Creo que es difícil perderse un instante de los muchos que forman un día y menos cuando se pretende ser diseñador. Primero, porque de otra manera el tiempo simplemente ¡no alcanza!. Segundo, porque el diseñador debe siempre ser el primero en notar cada detalle de lo que pase a su alrededor, es su principal y más importante fuente de trabajo y de inspiración. Es por eso que observo siempre y aprendo más. Es por eso que desgloso los detalles y me dan suspiros.
Hasta hoy llego pensando que el mundo fue creado para que el ser humano lo viva con respeto y lo sepa aprovechar así: pensando que es uno con él y que explotarlo es como escupir hacia el cielo. Pensando que vale la pena hacer el esfuerzo de un cambio, cualquier cambio, mientras tú mismo creas en él.

Hoy me paro en el ITESO, estudiando Diseño Integral, con un pasado que cargo hasta el final, porque la memoria para eso sirve, para encontrarse con quien ya no puedes y donde ya no puedes. Me paro aquí con esta historia que es mía, de Moni, tanto como de los que han participado en ella.

Desde siempre fui de las pequeñas en todo. De las más chiquitas del salón (en estatura y edad), de las chiquitas de los primos, de las chiquitas con los vecinos, de las chiquitas en la natación. Y eso tiene sus ventajas, tienes la fabulosa oportunidad de tomar la mano de la maestra mientras avanzas hacia el salón, de ser la primera de la fila y estar en la primera hilera de asientos cando te ponen películas, de las que cuidan los compañeros y demás. Crecí feliz. Parecía tímida y muy chiquita pero terminaba siendo la más platicona y medio lidercilla. Mis calificaciones siempre de 10 y con 7 en conducta y medio alegona, me encantan las discusiones.

Soy niña crecida de árboles y de jardín. Siempre preferí los juegos al aire libre y con la menor cantidad de cemento posible. Aunque me interesaba de manera muy especial por las cosas viejas porque sentía que estaba en otra época.

Y creo que el patrón se repite. Sigo siendo de las ñoñas, platiconas y líderes. Sigo disfrutando la naturaleza como mi número uno en inspiración, técnica y perfección. Recalcando que con el tiempo estas cosas o se acentúan o se desvanecen.

Nunca quise estudiar diseño, mi mamá es diseñadora gráfica, lo último que quería era repetir el patrón en la familia. Muy poco original. Creo que me marcó muy significativamente la película “Free Willy”, en 1994, cuando tenía 7 años y decidí que quería ser defensora de lo natural. Desde bióloga hasta ingeniera ambiental, la gama de profesiones que decía elegir era amplia. Me imaginaba perfecto (y creo que a veces todavía lo hago) en campañas ecologistas, en organizaciones ambientales y con científicos en el tema proponiendo soluciones.

El salto a medicina desde ahí ya no resultaba tan descabellado, así que fue mi siguiente opción. Llegué a clavarme lo suficiente con eso, algunos todavía me hablan por el diagnóstico o para hacer uso de mi memoria. Tengo muy buena memoria.

Un día cualquiera, desperté con la respuesta lista: quiero estudiar diseño. Ya no lo dudé, es así, para eso vivo. Mi vida vista desde el diseño es lo más especial que puedo tener y me llena el alma.

Salir a la calle, analizar cada letrero, cartel, publicidad. Ver cada expresión en las personas, los colores de los camiones, el tono de voz de los camioneros, la tipografía de los señalamientos, el color de los edificios, las formas de las ventanas, la textura del pavimento, los colores de las hojas de los árboles, el vuelo de un pájaro y las plumas largas de sus alas, las flores diferentes de cada estación, el acomodo de los mosaicos en el suelo, la orientación de las paredes, la manera de hablar de cada quien, las combinaciones que usa cada persona y su relación con ellos mismos, las gotas de lluvia rebotando, el olor de un café o de un borrador, la relación entre dos personas, el modo de caminar, voltear al cielo, el viento moviendo el pasto, el sol naranja a media tarde, la variedad de zapatos y cómo se parecen a su dueño, el diseño de las placas de diferentes lugares, el tono de voz de la maestra de francés, el esponjado de algún cabello, el gis sobre el pizarrón, el sonido del lápiz cuando va rayando, el diseño de los tableros de computadora, el rímel empalmado en las pestañas de alguien, la coloración de los cachetes, las manos, acomodar los libros en la mochila de grande a chico, escuchar música mientras caminas, ver un chorro de agua, caminar en automático hacia un lugar, escuchar muy quedito una cuerda de violín, que se ericen los vellos del brazo contra un globo, quitarse resistol seco de las manos, escuchar eco, mezclar pinturas, arrancar pasto y dejarlo caer, pasar los dedos por el cabello, ver hormigas en fila con cargamentos, ver pelusas en la luz, desabrochar botones de presión y abrocharlos una y otra vez, escuchar una cámara mientras toman la foto, ver una línea de leche marcada en un vaso, ver gotas de rocío bien redonditas, tapar y destapar una pluma una y otra vez, desgarrar papel, encontrar dientes de león y soplarles, ver los árboles de flores, encontrarle formas a las nubes, tocar las texturas en las tiendas de telas, pintar con los dedos, ver las nubes moverse, oler un pan recién hecho, escuchar las olas cuando truenan, estar descalzo, oler un libro nuevo, escuchar tronar una manzana, tocar una piedra muy lisa, quitarse los calcetines en un día muy caluroso, mojarse la cara, sacar la cabeza por la ventana en un carro, aplastar azúcar con el dedo…

Todo esto me enriquece la vida, me hace querer diseñar, me mueve a diseñar. Yo pienso que lo más misterioso de la vida es su simplicidad, su maravillosa simplicidad. ¡Tiene tanto fondo! En definitiva mi vida no es la misma desde el día en que descubrí esto. La vida es simple, y es complicada porque es simple, ¡el ser humano no lo puede aceptar!, ¿cómo puede ser tan simple lo que parece tan complicado? Eso es diseño, ser simple.

viernes, agosto 24, 2007

¡CELULOSA!






















Creo que uno de mis materiales favoritos es el papel, grandes cantidades de fibritas chiquititas que se unen en un plano transformable, lleno de posibilidades y de espacios para comunicar...












Dentro de este tema, encontré un ibro que muestra algunas propuestas alternativas para su uso, y me parece que en realidad las posibilidades nunca terminan... aquí van algunas fotos de las que me gustan mucho. ¡QUIERO PAPEL!

miércoles, agosto 15, 2007

"El arte está por los suelos"


(de la revista a! diseño de noviembre-diciembre de 2006).


12 artistas de Pinotepa de Don Luis, trabajadores artesanales de Oaxaca, han comenzado a plasmar su arte en la lona de los populares tenis Chuck Taylor de Converse. Esta historia se llama "pintando pasos".


Todo resulta de un proyecto de un egresado de la UNAM de la escuela de Bellas Artes, que decidió promover el arte de su pueblo popularizándolo por medio de estos zapatos. La empresa Converse dona estos pares de zapatos a los artesanos para que ellos los vendan y obtengan su ganancia. La mayoría de la gente de este pueblo se dedica a trabajos artesanales como textiles y grabados, que son muy reconocidos por su valor artístico, pero los intermediarios son quienes se han enriquecido de este trabajo dejando a esta comunidad en la pobreza extrema.


El proceso de venta de estos zapatos fue largo, ya que tuvo que ser sometido a varias pruebas para encontrar los materiales adecuados para que se mantuvieran pintados cuando tuvieran que ensuciarse y lavarse como cualquier otro par de converse. La empresa Converse comenzó a trabajar con pequeños laboratorios en México y Europa para encontrar la pintura adecuada.


Algunos de los artistas que laboran hoy en "pintando pasos" son Celestino Carro, Florencio Hernández, Fernando Sánchez, Mauricio Hernández, Eleazar López, Idelfonso López, Miguel Ángel Bautista, Marco Antonio Cruz, Antonio Marcial y Noé Leyva, entre otros.